Your cart is currently empty!

La confianza: El Refugio Inquebrantable del Hijo de Dios
La Biblia está llena de llamados a confiar en Dios. Es una invitación constante que encontramos desde Génesis hasta Apocalipsis. Pero hay un libro que sorprende por cómo resalta esta virtud en medio del dolor: el libro de Job.
En medio de una historia de pérdida, sufrimiento y silencio divino, aparece una de las expresiones más profundas de confianza que puede haber en toda la Escritura.
Job fue un hombre recto, temeroso de Dios y apartado del mal (Job 1:1). Y aun así, fue expuesto a una de las pruebas más duras que un ser humano podría soportar. Dios permitió que Job pasara por el fuego, no para destruirlo, sino para mostrar que su fe no estaba basada en bendiciones materiales, sino en una relación verdadera con su Creador.
“¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?”
— Job 2:10
Job: Un hombre que confió incluso sin entender
En una conversación celestial que escapa a nuestra lógica, Dios permitió que Satanás tocara todo lo que Job tenía, excepto su vida. En poco tiempo, perdió sus bienes, sus hijos, su salud, su bienestar… incluso el apoyo de su esposa y de sus amigos más cercanos.
Sin embargo, en medio de ese dolor, Job no maldijo a Dios ni se alejó de Él. Hubo dolor, sí. Hubo preguntas, sí. Pero jamás hubo rebelión en su corazón. Lo que hubo fue una confianza que no dependía de las circunstancias, sino de la convicción de que Dios seguía siendo Dios.
“He aquí, aunque él me matare, en él esperaré.”
— Job 13:15
¡Qué declaración tan poderosa! Job no entendía el “por qué”, pero sí sabía “en quién” confiaba. No exigía explicaciones, sabía que la soberanía de Dios no necesita ser justificada para seguir siendo digna de confianza.
Cuando confías, aunque no tengas respuestas
Job nos enseña que la confianza verdadera en Dios no depende de tener todas las respuestas, sino de saber quién sostiene nuestra vida. Su historia nos recuerda que Dios no siempre nos librará de la prueba, pero sí nos acompañará en medio de ella, y al final, nos restaurará con más de lo que imaginamos.
“Y quitó Jehová la aflicción de Job… y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.”
— Job 42:10
Dios no solo le devolvió lo que había perdido; le dio aún más. Pero lo más valioso que Job recibió no fueron sus riquezas, sino una revelación más profunda del carácter de Dios.
“De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.”
— Job 42:5
Confianza que te sostiene en cualquier temporada
La confianza en Dios no es una emoción, es una decisión espiritual. Es decirle al Señor: “Aunque no entienda, aunque duela, aunque no vea salida… yo sé que Tú estás aquí, y eso me basta.”
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.”
— Proverbios 3:5
Esa confianza produce paz en medio del caos. Descanso en medio de la tormenta. Fuerza donde solo hay debilidad. Y esperanza… cuando todo parece perdido.
“Vivrás tranquilo, porque hay esperanza; estarás protegido y dormirás confiado.”
— Job 11:18
¿Qué podemos aprender de Job?
- Que Dios sigue siendo Dios, incluso cuando la vida no tiene sentido.
- Que confiar no significa no sentir dolor, sino rendirse en fe ante su voluntad.
- Que quien confía, aunque tropiece, jamás será derrotado.
- Y que, después de la prueba, viene la restauración.
“El Señor es bueno, un refugio en tiempos de angustia; protege a los que en él confían.”
— Nahúm 1:7
En resumen
La confianza no es algo que nace solo en los días buenos. Es una llama que se mantiene encendida en los días más oscuros. Es saber que Dios nunca ha perdido el control, ni por un instante.
Job lo entendió. Y tú también puedes vivir así. Confiar es entregarle a Dios no solo tus preguntas, sino también tus silencios. No solo tus planes, sino también tus miedos.
Porque si Dios permitió la prueba, Él también tiene preparado el propósito.
by
Tags: