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La Torre de Babel: Un Recordatorio del Orgullo Humano

En el libro de Génesis, capítulo 11, encontramos un relato que trasciende el tiempo: la historia de la Torre de Babel. Este episodio no solo nos muestra una construcción fallida, sino también la condición del corazón humano cuando se aleja de Dios.

“Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.”
— Génesis 11:4

A primera vista, puede parecer un proyecto de unidad y progreso. Sin embargo, el verdadero motivo era otro: hacerse un nombre, elevarse por encima de su humanidad, y alcanzar el cielo sin Dios. No era adoración, era arrogancia. No era comunión, era orgullo colectivo. Querían levantar una torre “invencible”, una estructura que desafiara los límites impuestos por su Creador.

Pero Dios, que examina los corazones, no fue indiferente ante este intento de autoexaltación:

“Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.”
— Génesis 11:6–8

Orgullo disfrazado de progreso

La Torre de Babel representa el corazón humano que busca independencia de Dios, que intenta alcanzar el cielo por sus propios medios, que desea fama sin obediencia. Y si somos sinceros, a veces nosotros también intentamos levantar nuestras propias torres: planes sin oración, decisiones sin dirección divina, caminos que parecen buenos… pero nos alejan de Él.

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
— Proverbios 14:12

Una advertencia… y una invitación

Este relato no solo nos advierte sobre los peligros del orgullo, también nos recuerda algo fundamental: Dios desea unidad, pero no una unidad que excluya Su presencia.

El problema no era la organización o el esfuerzo colectivo. El problema era la intención del corazón. Querían alcanzar el cielo sin rendirse al Señor del cielo.

¿Acaso no nos sucede igual cuando intentamos controlar todo, planearlo todo, resolverlo todo… sin orar, sin buscar la guía de Dios? En nuestra autosuficiencia, olvidamos que la verdadera fortaleza viene de la dependencia, no del orgullo.

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
— Proverbios 3:5–6

No levantes tu torre

Quizá hoy estás enfrentando una situación difícil y tu impulso natural es tomar el control, construir una torre que te proteja, encontrar una solución a tu manera. Pero no cometas el mismo error de Babel. Lo que parece invencible sin Dios, pronto se derrumba.

Corre a Él. Entrégale tu carga. Ora con sinceridad. La sabiduría de Dios siempre es mejor que nuestros planes más ambiciosos.

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
— Jeremías 33:3

En resumen

  • La Torre de Babel es símbolo del orgullo humano y la autosuficiencia sin Dios.
  • Dios no está en contra del esfuerzo, sino del orgullo que excluye Su voluntad.
  • Cuando lo dejamos fuera de nuestros planes, terminamos confundidos y vacíos.
  • Él quiere guiarte, pero necesitas rendirte primero.

La historia de Babel no es solo un recuerdo del pasado, es una invitación presente: derriba tus torres… y levanta tu fe.

📷 Imagen: La Torre de Pisa al atardecer, una joya arquitectónica medieval ubicada en Italia, famosa por su característica inclinación y su belleza histórica. Fotografía de Darryl Brooks en Unsplash.

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